viernes, 4 de diciembre de 2015


Esta es la historia de un hombre simple, de campo, que llevó la palabra de Dios y la sanación espiritual a todos los necesitados, en nombre del Espiritismo. Su nombre, como una luz brillante, recorrió y sigue recorriendo la Argentina de norte a sur y de este a oeste.

El despertar espiritual de Pancho Sierra

Pancho Sierra, como cariñosamente se lo conoce, nació en la ciudad de Salto, Provincia de Buenos Aires, el 21 de abril de 1831. Sus padres don Francisco Sierra y de doña Raimunda Ulloa eran acaudalados estancieros. Fue allí, en el campo, donde encontró la energía de la naturaleza, manifestación divina, para su crecimiento espiritual y para su obra de servicio al prójimo. Veía al Padre en cada pájaro, en cada flor, en cada semilla lanzada al surco. Sentía latir la vida en cada amanecer y en cada atardecer. Toda la obra del Padre estaba delante de sus ojos y la loaba. Sentía el placer de saberse uno con el Todo.
Estudió en Buenos Aires, como lo hacían todos los jóvenes de familias acaudaladas en la época, y luego volvió a su amado campo, donde cantaba el jilguero y se escondía la mulita. Allí había depositado el corazón.
De su vida personal se sabe muy poco. Siempre la resguardó con esmero, como un tesoro personal. Sabemos que siendo muy joven se enamoró de una señorita muy hermosa, llamada Nemesia, pero que ese romance no prosperó. A partir de entonces, Pancho se volvió callado, meditativo, introvertido, y nunca se supo de otro amor. Se retiró a su estancia “El Porvenir”, situada entre Rojas y Pergamino, en la provincia de Buenos Aires.

La obra benéfica de Pancho Sierra

Su campo era famoso porque estaba lleno de familias que vivían allí, sin pagar un centavo. Su generosidad era magnífica y decía que todo pertenecía a Dios, no a los hombres. Cumplía con el mandamiento principal de amar al prójimo como a uno mismo, y a Dios por sobre todas las cosas. Era un discípulo del Cristo en medio de la pampa gaucha; un caminante de botas de cuero crudo; un terapeuta, en el real sentido de la palabra, que significa, “aquel que camina hacia Dios”. Era un obrero del Evangelio.
Después de su desilusión amorosa, se dedicó a ayudar a los demás, sin límites. Se alejó de los ambientes frívolos y ricos, a los que pertenecía por su fortuna, y se dedicó al campo y a los humildes. Había encontrado su misión. Había encontrado la Palabra, el Camino y la Vida.
Al final de su vida se casa con una señora viuda. Nadie supo más que eso de su vida personal, siempre rodeada de misterio y encerrada en sí misma.
Como la mayoría de los hombres de campo, amaba la música de la guitarra, los versos gauchescos y los enormes mates. Dicen en los pagos que era un eximio músico y que los sonidos de su guitarra se escuchaban hasta entrada la noche, llevando la esperanza y la fe.
Su aspecto físico era el de un hombre alto y fuerte, usaba una larga y sedosa cabellera blanca y gran barba. Parecía un patriarca. Vestía anchas bombachas de campo, impecables y planchadas; la riestra, con las monedas de plata incrustadas cuidadosamente en la cintura; un negro chambergo, ladeado a la izquierda del rostro y sus famosas botas de cuero. Era un gaucho.
Su palabra era siempre dulce, sincera y reconfortante, pero firme y segura. Había algo en su tono que no dejaba dudas y hacía que todos se rindieran ante ella.

El contacto de Pancho Sierra con el espiritismo

Cuando leyó y adoptó como libro de cabecera el “Evangelio según el Espiritismo”, de Allan Kardec, lo recomendó a todos sus conocidos y aquellos que pedían sus sanaciones. Se vendieron más ejemplares que en ningún otro lugar de la provincia y más que el famoso “Martín Fierro” de José Hernández. Cuando iba a la capital, Buenos Aires, frecuentaba la Sociedad Espírita “Constancia”, la primera fundada en esa ciudad, y mantenía contacto con hombres ilustres de la época, como Cosme Mariño y el ingenieroRafael Hernández (hermano del autor de “Martín Fierro”).
Era socio de esa Sociedad Espírita. Allí conversaba y cambiaba ideas con los hombres del Espiritismo argentino, que veían en él a un gran sanador espiritual. Fue un gran divulgador de la doctrina de la Buena Nueva.

La mediumnidad curativa de Pancho Sierra

Se comunicaba con facilidad con el Mundo Invisible y se sentía unificado con la Naturaleza. Todo deviene de Dios y por lo tanto, todo está interconectado con todo y con todos. Él era uno más en la gran cadena de almas que formamos la gran familia universal.
Se lo conoció como un “médium curador”, de los más famosos de su tiempo. La gente acudía por centenas a su estancia, haciendo largas filas, esperando una palabra amiga o una cura, que él siempre estaba dispuesto a practicar, en nombre de Jesús. Sus métodos de cura eran simples: solamente los pases y el agua fluidificada y, a veces, la sugestión de su palabra segura, firme y amigable.
Asimismo, en otras oportunidades, usaba la imposición de manos. Hay una anécdota famosa de sus curas: Un día llegó un hombre en una carreta para pedir una cura, tenía las piernas paralizadas. Don Pancho, sentado a la puerta de su casa, tomando mate, lo vio llegar y le gritó: “¡Bájese, amigo!”. Todos lo miraron asombrados, ya que sabían que el hombre era paralítico. Pancho volvió a gritar: “¿A qué lo han traído? ¿A que lo cure? Entonces, ¡obedezca!”
El hombre estaba asustado y lo miraba sin pestañar. Pancho lo alentó con palabras cariñosas pero seguras, y volvió a decirle que debía ir caminando hasta él. En un enorme esfuerzo, el hombre logró ponerse de pie y, como pudo, empezó a dar unos pasos.“¿Vieron?, dijo Pancho, ¡Ya está curado en nombre de Dios!”
Pancho Sierra no solo curaba a personas sino a todos los animales que se le acercaban. Entendía que el amor no tiene fronteras ni nombres propios. Su amor se extendía a todo ser viviente. Era común ver a los paisanos llevando a sus vacas, caballos, perros o gatos enfermos, y hacer largas filas esperando la mano amiga que los sanaría. Don Pancho se comunicaba con el espíritu de los animales, hablándoles del amor de Dios y los hacía volver al estado de equilibrio, que es la salud.
Lo llamaban el “doctor del agua fría” por ser éste su método preferido de cura. Sacaba el agua que fluidificaba del aljibe, frente a la casa.
La querida Amalia Domingo Soler, desde España, lo admiraba mucho y siempre le mandaba algunas líneas escritas, dándole coraje para continuar con la labor sanadora.
Fue duramente atacado por los médicos de su época, quienes lo acusaron de ejercicio ilegal de la medicina, pero él no respondía. Sabía que el Mundo Espiritual trabajaba a través suyo, en beneficio de los que necesitaban. Al mismo tiempo, fue querido y admirado por los humildes, que encontraban en este hombre a un amigo, curador y evangelizador. Sabía, también, que el futuro de la medicina estaría conectado con la espiritualidad del hombre y la correspondencia entre cuerpo físico, cuerpo periespiritual y Espíritu.
Desencarnó el 4 de diciembre de 1891, en su estancia “el Porvenir”, fue sepultado en la ciudad de Salto.
Dice Humberto Mariotti: “Todo individuo facultado mediúmnicamente, llamado a realizar una gran obra, no se reduce a una vida recoleta, pues de esa manera se tornaría en un ser anémico y carente de vitalidad espiritual”.

La misión de Pancho Sierra

La misión de Pancho Sierra fue despertar conciencias hacia la realidad espiritual. Curaba cuerpos y almas, enseñando la importancia de la fe y del conocimiento de la vida espiritual. Su obra a favor del Espiritismo fue muy importante porque llevó el conocimiento a las personas más humildes, más lejanas a las posibilidades de la cultura.
Su nombre será siempre recordado con cariño y agradecimiento. Desde el Mundo Espiritual, continúa alentando y ayudando a todo aquel que acude a él. Su figura imponente de patriarca gaucho nos envuelve en su amor y con su ejemplo.
Fuentes Consultadas:
MARIÑO, Cosme. “El Espiritismo en la Argentina”
MARIOTTI, Humberto. “Pancho Sierra y el Porvenir de la Medicina”.
SCHULTE, Etel. “Fluidoterapia o vibraciones terapéuticas”.

SE HACE CONSTAR QUE  LO ANTERIORMENTE EXPUESTO TIENE COMO FUENTE EL TEXTO ORIGINAL PUBLICADO POR LA CONFEDERACIÓN ESPIRITISTA ARGENTINA, EN SU PÁGINA  OFICIAL,  MANTENIÉNDOSE LA FIDELIDAD DEL MISMO QUE PODRÁ VERIFICARSE ACCEDIENDO A LA SIGUIENTE DIRECCIÓN:
http://www.ceanet.com.ar/pancho-sierra/

jueves, 3 de diciembre de 2015


                               JOSE FLORENTINO DE SENA (PITITINGA)
                          Nació el 02/12/1866 y desencarnó el 25/03/1939)


Espíritas, mis hermanos, exaltemos! 
La honra de conocer a Jesús es la mayor conquista de nuestro proceso evolutivo. En el pasado, oímos hablar al respecto de Su doctrina y nos entusiasmamos. 

En el momento en que el testimonio nos pidió la ejemplificación, huimos en la fantasía y en el placer, buscando evadirnos de cualquier responsabilidad. 

En otra oportunidad, utilizamos Su propuesta libertadora para esclavizar, someter a los hombres y las naciones al talante de nuestras pasiones inferiores. Crecimos, cabalgando la guerra, derramando la sangre de víctimas inocentes, destruyendo ciudades, culturas, civilizaciones…. 

Experimentamos el oprobio, la humillación más profunda, en las regiones de dolor y de amargura. 

Pero la verdad es que del “culto a las piedras” a la visión cósmica del Padre, evolucionamos, y gracias a su palabra de Inmortalidad, que nos llegó por el apóstol Allan Kardec, conseguimos erguirnos del caos y avanzar en el rumbo de la plenitud. 

Salís de aquí con el alma coronada de bendiciones, y la mente iluminada en torno de los puntos básicos de la vida, el corazón reconfortado y la esperanza cantando un himno de alegría. 

Vivid la Doctrina de Jesús, haced que ella sea identificada en las marcas del testimonio que cargareis transformadas en condecoraciones que tipificaron un día los primeros discípulos a donar su vida entre las fieras y las llamas inclementes. 

Mudaron las circunstancias, se modificaron los tiempos, pero Cristo necesita ser develado para poder consolar millones de corazones que perdieron el rumbo en el vendaval y están a un paso de la locura en la tragedia del cotidiano. 

Conocéis la Verdad, permitid que la Verdad os libere. Ya camináis por la senda estrecha en la búsqueda de la salvación. 

Dejad pisadas luminosas para aquellos que vinieren después. 
La canción de la inmortalidad que viene del pasado remoto a través de los misterios templarios se expande hoy como la brisa perfumada del Amor del incomparable Galileo de la montaña 

No temáis el mal ni a los malos. No os estacionéis en las playas de la diversión agradable y de breve duración. No lamentéis el testimonio cuando el os llame a la demostración de la fe inalterable que el Maestro coloca en las almas que sois. 

Caminantes del futuro, no tergiverséis, porque esa hora es muy significativa para el encuentro con el Reino de Dios. 

Permitid que primero se os instale en el corazón y, del íntimo se irradie, contaminando de luz las almas a vuestro alrededor. Y un día, un día, el lobo y la oveja bebiendo en la misma fuente participarán del banquete festivo de la inmortalidad gloriosa. 

Nosotros, los Espíritus que trabajamos desde la primera hora, aquí estamos para que juntos alabemos y agradezcamos al Señor de nuestras vidas y a Su madre sublime por habernos convocado a la tarea del Reino de Dios. 

Que Les digamos: No hay palabras que traduzcan las emociones profundas del ser que somos, pero firmamos el compromiso de serviros. Sublime gobernador del planeta, Rosa Mística de Nazaré: Suplicando bendiciones para los corazones debilitados en la aflicción, y caminos para aquellos que se perdieron en la jornada terrestre. 

Tú que dejaste el legado sublime del ejemplo, apiádate de nosotros y en la hora de nuestra debilidad tomad nuestras manos y guíanos por la senda de la liberación. 

Hosanna! Cantamos con el alma genuflexa a Vos Señora, Reina de los Ángeles, A Jesús, el Guía y Modelo de la humanidad. 

Id en paz, que nada os perturbe y que las emociones de este intercambio entre el mundo espiritual y la Tierra permanezcan, iluminándoos, hasta el momento en que el ángel de la desencarnación os arrebate, trayéndos de vuelta al Grande Hogar. 
Que el Padre celestial os bendiga, hermanas y hermanos queridos, y os haga infinitamente felices, son los votos del trabajador amigo y devoto de siempre, José Florentino de Sena (José Petitinga) 

(Mensaje psicofónico recibido por el medium Divaldo Pereira Franco, en la mañana del 02 de Noviembre de 2015, en el cierre del XVI Congreso Espírita de Bahia, en Salvador) Que o Pai celestial vos abençoe, irmãs e irmãos queridos, e vos faça infinitamente felizes, são os votos do trabalhador amigo e devotado de sempre, José Florentino de Sena (José Petitinga) (Mensagem psicofônica recebida pelo médium Divaldo Pereira Franco, na manhã de 02 de Novembro de 2015, ao encerramento do XVI Congresso Espírita da Bahia, em Salvador.) 
TRADUCCION NO OFICIAL DEL AREA DE FAMILIA, INFANCIA Y JUVENTUD DEL CENTRO ESPIRITA REDENCION, MONTEVIDEO, URUGUAY.


Espíritas, meus irmãos, exultemos!
A honra de conhecermos Jesus é a maior conquista do nosso processo evolutivo.
No passado, ouvimos falar a respeito da Sua doutrina e nos empolgamos. No momento em que o testemunho nos pediu a exemplificação, fugimos na fantasia e no prazer, procurando evadir-nos de qualquer responsabilidade.
Noutro ensejo, utilizamos da Sua proposta libertadora para escravizar, submeter homens e nações ao talante das nossas paixões inferiores. Crescemos, cavalgando a guerra, derramando o sangue de vítimas inocentes, destruindo cidades, culturas, civilizações…
Experimentamos o opróbrio, a humilhação mais profunda, nas regiões de dor e de amargura.
Mas a verdade é que do “culto às pedras” à visão cósmica do Pai, evoluímos, e graças à palavra da Imortalidade, que nos chegou pelo apóstolo Allan Kardec, conseguimos erguer-nos do caos e avançar no rumo da plenitude.
Saís daqui com a alma coroada de bênçãos, a mente esclarecida em torno dos pontos básicos da vida, o coração reconfortado e a esperança cantando um hino de alegria.
Vivei a Doutrina de Jesus, fazei que ela seja identificada nas marcas do testemunho que carregareis transformadas em condecorações que tipificaram um dia os primeiros discípulos a doarem a sua vida entre as feras e as labaredas inclementes.  Mudaram as circunstâncias, modificaram-se os tempos, mas Cristo necessita ser desvelado para poder consolar milhões de corações que perderam o rumo na ventania e estão a um passo da loucura na tragédia do cotidiano.
Conheceis a Verdade, permiti que a Verdade vos liberte.
Já caminhais pela trilha estreita na busca da salvação. Deixai pegadas luminosas para aqueles que vierem depois.
A canção de imortalidade que vem do remoto passado através dos mistérios templários expande-se hoje como a brisa perfumada do Amor do incomparável Galileu da montanha.
Não temais o mal nem os maus. Não estacioneis nas praias do divertimento agradável e de breve duração. Não lamenteis o testemunho quando ele vos chamar à demonstração da fé inalterada que o Mestre coloca nas almas que sois.
Viandantes do futuro, não tergiverseis, porque essa hora é muito significativa para o encontro com o Reino de Deus. Permiti que primeiro se vos instale no coração e, do íntimo irradie-se, contaminando de luz as almas ao vosso redor. E um dia, um dia, lobo e ovelha bebendo na mesma fonte participarão do banquete festivo da imortalidade gloriosa.
Nós, os Espíritos que mourejamos desde a primeira hora,  aqui estamos para juntos louvarmos e agradecermos ao Senhor de nossas vidas e à Sua mãe sublime por nos haver convocado para a tarefa do Reino de Deus.
Que Lhes digamos: Não há palavras que traduzam as emoções profundas do ser que somos, mas firmamos o compromisso de servir-Vos.
Sublime governador do planeta, Rosa Mística de Nazaré: Suplicando bênçãos para os corações estiolados na aflição, e caminhos para aqueles que se perderam na jornada terrestre. Vós que deixastes o legado sublime do exemplo, apiedai-Vos de nós e na hora da nossa debilidade tomai das nossas mãos e guiai-nos pela senda da libertação. Hosanas! Cantamos com a alma genuflexa a Vós Senhora, Rainha dos Anjos, a Jesus, o Guia e Modelo da humanidade.
Ide em paz, que nada vos perturbe e que as emoções deste intercâmbio entre o mundo espiritual e a Terra permaneçam, luarizando-vos, até o momento em que o anjo da desencarnação vos arrebate, trazendo-vos de volta ao Grande Lar.
Que o Pai celestial vos abençoe, irmãs e irmãos queridos, e vos faça infinitamente felizes, são os votos do trabalhador amigo e devotado de sempre,
José Florentino de Sena (José Petitinga)
(Mensagem psicofônica recebida pelo médium Divaldo Pereira Franco, na manhã de 02 de Novembro de 2015, ao encerramento do XVI Congresso Espírita da Bahia, em Salvador.)