jueves, 1 de mayo de 2014


SERENIDAD Y PACIENCIA
Eurípedes  Barsanulfo
01/05/1880-01/11/1919

"Mis queridos amigos:
En nuestra tarea espiritista, es preciso no olvidar el imperativo de la tolerancia.
En muchas ocasiones, somos sorprendidos por la tormenta de las sombras, induciéndonos a caer en el espinar de las reacciones inoportunas, que operarían, a nuestro alrededor, el desequilibrio y la perturbación, que nos corresponde evitar.
En semejantes momentos, el golpe de la persecución y el brío ultrajado nos constriñen a la defensa aparentemente justa. No obstante, aún ahí es indispensable que nos acomodemos en el silencio y en la oración, para discernir mejor la actitud que nos compete.
El Señor, en la oración, nos revelará el impositivo de la serenidad y de la paciencia.
Y la verdad cristalina nos enseñará a ver la desesperación donde prevalece la mentira y la locura donde surgen la amargura y la condenación.
En el corazón gobernado por el amor de Jesús, no hay lugar para la dignidad herida, porque la dignidad del discípulo del Evangelio brilla, por encima de todo, en el perdón incondicional de las ofensas y en el servicio incesante a la extensión del bien.
La lengua acusadora o ingrata es bastante infeliz por sí misma y las manos que apedrean y dilaceran, traen consigo suficiente infortunio.
Así, pues, abstengámonos de juzgar, no porque nos falten conocimiento o valor, sino porque somos servidores en la Causa del Cristo y, solamente al Señor le corresponde la supervisión de la obra redentora a la que fuimos llamados.
De nada vale precipitar acciones y conclusiones.
Tampoco basta convencer, simplemente.
La tolerancia constructiva del bien que no reposa, será nuestra infatigable guardiana en el espacio y el tiempo, favoreciendo a los demás, tanto como a nosotros mismo, en la visión clara de la vida.
Ejercerla es preservar el sublime trabajo que nos fue confiado, aprovechando el dolor y el obstáculo como preciosos recursos de nuestra unión fraternal, junto al tesoro de la experiencia evangélica.
Sepamos, por tanto, disculpar a las sombras en sus arremetidas inútiles, valorando la luz que el Divino Maestro nos concedió para alcanzar el camino de ascensión.
Recordemos que a Él mismo no se le
reservó, en la Tierra, sino la cruz del supremo sacrificio, del cual dirigió al mundo entero la bendición del silencio, del perdón y de la renuncia, como mensaje mayor.
De ese modo, estemos atentos a nuestros compromisos con la verdadera fraternidad, estemos vigilantes, entre la riqueza del trabajo y la gracia de la oración en nuestros santuarios de servicio, en la convicción de que el campo de nuestras actividades pertenece al Maestro y Señor.
Y, tengamos la certeza de que, actuando bajo las normas del Amor del cual somos depositarios, lo tendremos en todas partes como Abogado infalible, pronunciándose a nuestro favor en el momento oportuno."

Comunicación recibida en Brasil por el médium Francisco Cándido Xavier, extraído del Anuario 2011, editora IDE "Mensaje Fraternal", páginas 59 y 60.