"Tendrás talvez contigo jóvenes difíciles para ubicarlos (instalarlos) convenientemente en la vida.
Incuestionablemente es necesario apoyarlos cuanto nos sea posíble. Capacitémosnos, sin embargo, ampararlos no será trazarles la obligación de copiar nuestros tipos de felicidad o vivencias.
Claro que no nos compete el derecho de abandonárlos a sí mismos cuando todavía son inexperientes. Entretanto, eso no significa que debamos destruírles la vocación, hurtándoles la autenticidad característica de su existencia.
Soñaremos para nuestros hijos, en el Mundo, envidiable destaque en las profesiones liberales con primorosos títulos académicos, pero es probable que hayan renacido con nosotros para los servicios de la gleba, aspirando adquirir duros cayos en las manos a fin de que se realicen en la elevación que demandan.
Otras veces ideamos para ellos la formación del hogar en el cual nos premien la ansiedad de poseer descendientes. Sin embargo, es posible que esten con nosotros para largas experiencias en condiciones de celibato, cargando problemas y pruebas que hacen al respecto de su perfeccionamiento (pulido) espiritual.
A veces gritamos enojados contra ellos, exigiéndoles que adopten nuestro modo de ser. Frecuentemente, sin embargo, si eso sucede, acabamos por perderlos en manos que les oscurecen los sentimientos o les estropean la vida, cuando no los empujamos, inconscientemente, para la cueva de los tóxicos o para los despeñaderos del desequilibrio mental con que se matriculan en los manicomios.
Compadécete de los hijos que parecen diferentes a ti.
Acéptalos como son y auxilia a cada uno de ellos en la integración con el trabajo en que se hacen dignos de la vida que vinieron a vivir.
Ampáralos sin imposición y sin violencia.
Antes de que surjan ante ti por hijos de tu amor, ellos son hijos de Dios, cuyo Amor Infinito vela en nosotros y por nosotros.
Aunque evidencien todavía características inquietantes, bendícelos y oriéntalos, cuanto sea posible, a fin de que se mantengan como complementos vivos de rendimiento del bien en el Bien Común.
Y mismo que no te puedan compartir el techo y se alejen de tu compañía a pretexto de independencia, así mismo bendícelos, comprendiendo que todos nosotros, desde que nos vinculamos al orden y al trabajo en el deber que nos compete, sin perjudicar a nadie, disfrutamos por Ley Divina del privilegio de descubrir cual es para nosotros el mejor camino de actuar y servir, vivir y sobrevivir.
EMMANUEL
Médium: Francisco Cándido Xavier
Del Libro: "En la Era del Espíritu" Edición GEEM
Producción y distribución: Grupo Espírita "Los Mensajeros"
C.P. 522- Cep 01059-970- San Pablo-SP
Site: www.mensageiros.org.br
viernes, 27 de enero de 2012
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